A pesar de su modesto impacto en ventas, "Once in a Lifetime" se convirtió en una de las canciones de Talking Heads más populares y celebradas. Proveniente del álbum Remain in Light de 1980, el cual fue producido por Brian Eno, esta canción editada en 1981 está construida alrededor de un intrincado ritmo que sirvió de influencia para generaciones futuras.

Su líder y vocalista David Byrne entrega versos que se hablan, no se cantan. No hay gancho melódico hasta que la canción estalla en su estribillo a prueba de tiempo. Los versos recitados progresan a través de las etapas de la vida. La primera, tiene una sensación vertiginosa de las posibilidades derivadas de la nueva prosperidad; la segunda, alude a una vaga insatisfacción y el sentido de alejamiento de las cosas; y en la tercera, el narrador se pregunta sobre la dirección de su vida estallando en un grito de "¡Dios mío! ¿qué he hecho?"

“Once in a Lifetime” no tuvo éxito en subirse al a listas de popularidad, aunque el video -simple pero con llamativos efectos especiales y algunos de peculiares movimientos de baile de Byrne- tuvo mucha difusión en MTV. El paso del tiempo le dio su debido reconocimiento cuando el Salón de la Fama la incluyó dentro de las 500 canciones que dieron forma al Rock n’ Roll. La banda por su parte fue inducida en 2002.

Talking Heads grabó decenas de grandes canciones, que forman parte de su prolífera carrera que tiene ocho álbumes en estudio. “Once in a Lifetime" es sin duda un gran clásico, y una de las canciones más distintivas y memorables, por su sustancia, así como su estilo peculiar. No por nada forma parte de la exhibición permanente del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.

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