Foto cortesía: www.thebowerypresents.com 

La situación que rodeaba este concierto merece ser explicada. La naturaleza de esta banda afecta mucho en las expectativas que tenía antes de asistir a este concierto en Brooklyn.

The Postal Service es un proyecto paralelo único en su especie. Si nos remontamos a la década pasada, específicamente en el 2003, tenemos a Death Cab for Cutie como una banda de culto en USA con una fuerte influencia en el medio indie pero con poca presencia en la onda mainstream. Estaban a punto de lanzar su Transatlanticism que mantendría la onda obscura y melancólica de sus primeros álbumes.



En una colaboración poco convencional, ya que Gibbard decide trabajar a distancia con Jimmy Tamborello de Dntel y lanzan un disco con pocas pretenciones. Ese disco llamado Give up presentó un sonido que llegó a muchas personas y tuvo un éxito inesperado consiguiendo ser disco de platino.

¿Pero que se puede esperar de una banda formada por artistas indies que están acostumbrados a otro estilo? Give up fue un disco muy “dulce” para el sonido que Gibbard tenia en esa época, es un poco ambiental y en verdad no sabía como podrían dar un show íntimo como sus canciones ante un abarrotado Barclays Center. 

La sorpresa fue muy grata. Gibbard está consciente que sin un instrumento a la mano se siente como pez fuera del agua y por eso dentro de una misma canción se movería entre guitarra, piano y batería. Sus compañeras en escena harían algo similar, Jenny Lewis con bajo, guitarra, sintetizador y batería y Laura Burhenn tuvo un papel de soporte con sintetizador y bajo. ¿Y Tamborello?, todo el concierto detrás de su laptop y sus equipos.



Si Tamborello pasaba como director de esta obra que presentaron, los protagonistas eran Ben y Jenny. Ellos fueron los encargados de transmitir el sentimiento a la gente por medio de su despliegue casi teatral mientas cantaban, tocaban y bailaban (sí, hubo hasta bailecito en "Nothing Better"). 

Con luces bajas para dar ese aire íntimo y con todo el coliseo a su disposición, la banda presentó un viaje donde recorrimos canción por canción (con unas canciones nuevas y un par de covers) esa joya que trajeron hace 10 años y que ha mejorado con el tiempo. 

Cuando terminan la décima primera canción, “There’s never enough time”, Ben bromeó con la audiencia diciendo “Todo es tan fácil como grabar un disco y después de 10 años venir a Barclays Center haciendo una gira”. Luego empezó “A Tattered Line of String”, canción que pertenece a la reedición de Give Up, para terminar diciendo: “Era solo una broma. Si después de 10 años nosotros estamos aquí y Uds. Están aquí, es porque este álbum ocupa un lugar especial en sus corazones, como lo hace en el nuestro” y empieza Tamborello con los primero beats de la canción mas emblemática del disco, “Such Great Heights”, que fue coreada por absolutamente todo el coliseo.



Luego regresaron por el encore y el show terminó. Quizás para siempre, quizás hasta dentro de otros 10 años o, mejor aún, hasta un segundo disco…

Hace poco, Gibbard anunció que la presentación en Lollapalooza sería la última de la banda. Si eso llegara a ser cierto, resta darle las gracias a Gibbard y Tamborello por compartir Give Up con nosotros.



Pensado por:
Leonardo Silva
Cerebro ecuatoriano, oído británico, 
bolsillos hongkoneses, oficina neoyorquina y ciudadania celestial


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