Foto cortesia: Emiliano Rodriguez (rollingstone.com.ar) |
La segunda llegada de Mötley Crüe a Buenos Aires - dos años y cinco meses después de esa recordada noche del 11 de octubre de 2008, con diluvio incluído - los tuvo haciendo dos fechas en "Malvinas Argentinas", recinto que la noche del 20 de mayo se vio lleno casi en todos los espacios.
Una banda en buena forma es la que se encontró con el siempre exigente, agradecido y eufórico público argentino. Demostrando una vital comunión interna, los cuatro músicos se dedicaron a hacer lo que mejor saben: rockear!
Luego de una intro con "Big Balls" de Ac/Dc, el cuarteto apareció en escena ante el delirio de 10 mil rockeros y rockeras (los Crüe son quizás una de las bandas de hard rock que más chicas lleva a sus shows; sin contar actos más orientados al pop como Bon Jovi, claro está) y rápidamente se oyeron las notas de "Wild side", el infaltable tema de 1987 y uno de los mejores show openers que tienen los californianos.
"Saints of Los Angeles" del disco del mismo nombre de 2008 fue el tema a continuación, coreado a voz en cuello - a diferencia de su anterior venida - y llegando como la única apuesta de la banda por material post Dr. Feelgood. "Live wire" con su onda garage-punk y la popular "Shout at the devil" fueron los números siguientes, en un show que se había hecho intenso desde un comienzo. La comunidad rockera presente, lo sentía y lo vivía.
Foto: Carlos Eduardo Hernández |
Foto: Carlos Eduardo Hernández |
"Don't go away mad (just go away)" apareció como otro de los momentos pico de la noche. Todos cantábamos y saltábamos y la banda disfrutaba en el escenario. La voz de Vince, sonaba mejor que hace un año, cuando tuve la chance de verlo en una gira en solitario; los otros tres, rayaban al alto nivel de siempre. Mick Mars realizó su "solo" posteriormente y creo que fue la primera vez que lo escuché hablar en un show; "quieren más guitarra?", le preguntó en español al público. Sus cinco minutos de habilidad se fusionaron con las notas de "Helter skelter", ese encendido cover de los Beatles que fue parte de Shout at the devil.
Foto: Carlos Eduardo Hernández |
Nikki Sixx se acercó al público, con cámara en mano - recomendable darle una mirada a su libro "This is gonna hurt" para ver su talento en el arte de la fotografía - y pidió que ayuden a subir al más pequeño de la sala: un niño de cuatro o cinco años que vestía una remera negra de Mötley Crüe. Lo alzó en brazos, le hizo hablar unas palabras y luego de tomarle una foto, le preguntó si le gustaba Justin Bieber, recibiendo un sólido "no" de la criatura. Fue un momento divertido; ésto es rock and roll, baby!
Una versión algo distinta y semi moderna de su cover de "Smokin' in the boys room" fue el número siguiente y pegadita vino "Girls, girls, girls", esa oda a las chicas de cabarets del mundo. La fiesta estaba casi completa, y faltaba el cherry sobre la torta; la enérgica "Kickstart my heart", que con pogo incluído cerraba 90 minutos muy intensos en una memorable noche rockera.
Foto cortesia: Emiliano Rodriguez (rollingstone.com.ar) |
Adaptando una parte de la letra de ese tema final, "los años pasaron y aún siguen pateando traseros".
BUCKCHERRY
Como invitados de la banda, estuvieron los cinco de Buckcherry, quienes procedentes de la misma ciudad que los Crüe, viven los 80s al máximo, siguiendo - al menos en sus letras - ese lema de "sexo, drogas y rock and roll". Un movedizo Joshua Todd - una mezcla de Mick Jagger con Steven Tyler en escena - guió un repertorio de hits que conquistó a todos los que no conocían a la banda que ya lleva cinco álbumes en su haber. Mejor elección de teloneros? Creo que no.
Dead - Rescue Me - All Night Long - Everything - It's A Party - Next 2 You - Lit Up - Dirty Mind - Sorry - Crazy Bitch
Pato Peters
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